jueves, 12 de noviembre de 2009

ArTe dE la CoLoNiia

Tras el escaso aporte a las tradiciones indígenas que trajo la Conquista, el periodo colonial inauguro a su vez una etapa para el arte colombiano que se caracterizo por el desarrollo de talleres y actividades artísticas, en correspondencia con el Renacimiento y el Barroco en Europa

La talla de madera
Los españoles trajeron imágenes talladas y pinturas que representaban santos y episodios de la historia sagrada con el objetivo de propagar la fe católica en el Nuevo Mundo. Estas imágenes se usaban para decorar iglesias y cumplir la función de evangelización y enseñanza de los relatos bíblicos. La mayoría de estas procedían de Sevilla de talleres como los del escultor Martínez Montañés y el pintor Murillo. Sin embargo, a pesar de estar finamente elaboradas, no representan las obras mas sublimes producidas por el arte durante los periodos renacentista y barroco. En la medida en que los españoles se hacían ricos y ascendían de posición social, traían estatua s y pinturas a Amér
ica de artistas sevillanos que no eran los mas famosos. El artista de España era considerado un artesano, mientras que en Italia, el pintor y el escultor, eran catalogados como intelectuales, bien fuera poeta, escritor o historiador. América heredo la noción española del artista como artesano, noción que persistió hasta avanzada la Independencia
Entre en las primeras imágenes talladas que llegaron a la Nueva Granada figuran vírgenes de corte renacentista que datan del siglo XVI. La talla de figuras mas realistas, en comparación con las estatuas primitivas y rígidas medievales, indica que pertenecen al periodo renacentista. La estatua de Nuestra Señora del Rosario de la Conquista, que se encuentra en el monasterio de Santo Domingo en Bogotá, figura entre una de las imágenes mas antiguas del periodo colonial y del Renacimiento.
Imágenes similares a esta se encuentran en el convento de los padres dominicos y en la catedral de Tunja. El Calvario, comisionado al sevillano Juan Bautista Vázquez, en 1538, contra el Crucificado, la Dolorosa, San Juan y Magdalena.
Al periodo barroco corresponde esculturas talladas en madera de San Pedro de Alcántara ejecutada por un autor anónimo y que se encuentra en la Iglesia de San Francisco de Popayán. Este santo carmelita, que colaboro en la reforma de Teresa de Jesús, y la mayoría de las tallas de esta época, fueron hechas por artistas andaluces. San Pedro de Alcántara siempre era representado con una cruz en la mano derecha y una calavera en la izquierda, y la talla de sus costilla, por ejemplo lo hace aparecer como un santo austero.
Otras figuras típicas del arte tallado colonial colombiano provienen proviene de la escuela quiteña a la que pertenecieron los talladores mestizo a Caspicara y Pampite. Esta escuela produjo los tradicionales pasos procesionales, ángeles barrocos semivestidos y pesebres, que se encuentran especialmente en Nariño y Cauca, las regiones mas cercanas a Quito. Estas figuras religiosas, revestidas con un acabado denominado policromado, fueron la manifestación escultórica mas diseminada en la Nueva Granada, a diferencia de la talla en mármol o piedra que abundo en Italia renacentista y Europa, o de la talla alemán, en la que la madera queda a la vista. El policromado es un revestimiento liso y multicolor que se da a la talla en madera, imitando la piel o telas lujosas. Es una técnica típicamente española y americana empleada para representar las imágenes eclesiásticas, y en la Nueva Granada llego a un alto nivel de perfección y belleza en las tallas de los artistas quiteños mencionado arriba. La reputación de estos artistas tiene su origen en los talleres establecidos en Quito a mediados del siglo XVI, por los flamencos franciscanos Jodoco Ricke y Pedro Gocial, desde donde enseñaban estas técnicas a los indios. El fenómeno de mestizaje o la combinación de elementos indígenas con europeos en estas tallas, es otra característica de estas tallas de arte autóctono de América

Los retablos
Los retablos de la Iglesia se desarrollaron avanzando el barroco durante el periodo rococó. Estos, generalmente colocados en un altar, son de origen medieval. Durante este periodo, la representación de las imágenes se dio en mas de dos niveles, y en el retablo aparecen hileras de tres o cuatro cuadros, o esculturas de santos en nichos, en los niveles mas bajos, para terminar con un solo santo en el ultimo nivel. Las figuras de estos retablos, como por ejemplo, en el retablo de la capilla del Rosario, del templo de Santo Domingo, o en el de la capilla del convento de Santa Clara, ambos de Tunja, están talladas en madera y terminadas en policromía y hojilla de oro. La elaboración reca
rgada de estas obras además de ser característica del barroco y el rococó , armonizaba con la arquitectura también barroca de las iglesias reforzaba y complementaba la ide de altar lujoso y la adoración del Dios cristiano, cumpliendo así el objetivo de impresionar al devoto y propagar la nueva fe en América. Las imágenes talladas que hacen parte de los retablos también se elaboraron para adornar el resto de la iglesia, por ejemplo, los ángeles barrocos en las puertas de la catedral de Bogotá. El fondo rojo y el marco dorado asimismo son características de la talla colonial colombiana. Esta combinación de colores se ve por ejemplo en la capilla del convento de Santa Clara en Tunja; en las paredes laterales del retablo de San Francisco y en números iglesias en diferentes ciudades del país.
Este tipo de figura tallada y retablo del arte español y europeo sufrió transformaciones en América debido al fenómeno del mestizaje. Las tallas y los retablos de las iglesias americanas a menudo advierten elementos de esta fusión de culturas. Ejemplos claros del mestizaje se ve en la fachada de la iglesia de Chivara en Boyacá, y en el candelabro de la iglesia de Santo Domingo en Tunja.


Las custodias.

Como parte de las esculturas religiosas del periodo colonial, que también se elaboraron para propagar la fe cristiana en el Nuevo Mundo, figuran las custodias. Dos de estas son el Águila bicéfala de Antonio Rodríguez y N. Álvarez, q
ue se encuentra en la iglesia de San Agustín, Popayán, y la Lechuga de José Galaz que pertenece a la iglesia de San Ignacio en Bogotá. Las custodias de este tipo tiene como elemento común el sol, símbolo de la hostia; la majestuosa utilización de piedras y materiales precioso refleja la idea de la ofrenda. Existen dos teorías en cuanto al concepto que simboliza el Águila de Rodríguez y de Álvarez; la primera sostiene que representa el águila bicéfala de la casa de Austria, mientras que la segunda afirma que se refiere a los pelicanos, símbolos del amor de Cristo


Pintura
En el campo de la pintura existen también numerosas obras que forman parte del arte colonial colombiano, si bien su producción comenzó desde el periodo de la Conquista o Cristo de los fundadores, pintado sobre seda, es una de las pinturas mas antiguas que corresponde
al final de la era renacentista y el periodo de la Conquista de la cual se cree que era el estandarte con que Gonzalo Jiménez de Quesada avanzo por el territorio chibcha y fundo la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1538. Esta imagen parece haber sido inspirada en un libro grabado del libro de Durandos, que a su vez sirvió de motivo a sus artistas en la elaboración de imágenes para estándares cristianos. Versiones de este Cristo crucificado igualmente aparecen en un tapiz que formo parte del altar de campaña de los Reyes Católicos de España, y que se guarda en la Capilla Real de Granada. También aparece en el estandarte del ejercito español que lucho en la batalla naval de Lepanto contra los turcos, en 1571. Esta imagen de Cristo crucificado, hoy borrosa y en mal estado, se coloco en el sepulcro de Jiménez de Quesada y permanece en la sacristía de la catedral de Bogotá.
Otra imagen de la mas antiguas del periodo de la Conquista es la pintura anónima de Cristo de la Cruz que sirvió a los misioneros jesuitas del Casanare. Aunque de carácter primitivo, algunos elementos de su composición, como la clara elaboración anatómica de Cristo, corresponde al Renacimiento.
El primer pintor y platero conocido en Colombia es Alonso de Narváez. Natural de Alcalá de Guadaira, Sevilla, se radico en Tunja a mediados del siglo XVI. Su única obra conocida es la Virgen de Chiquinquira, perteneciente al Santuario de Chiquinquira en Boyacá, y fue pintada alrededor de 1555. Esta imagen fue muy copiada por los pintores de la época porque atribuían poderes milagrosos


Las pinturas murales
A finales del siglo XVI, se estableció en la Nueva Granada el dominico quiteño Pedro Bedon, de formación universitaria y discípulo de maestros de la escuela de Italia como Angelino Medoro. Bedon recorrió en cinco años las ciudades de Bogotá, Tunja y Popayán, donde pintó los muros de temática religiosa de los refectorios y conventos. Murio en Quito en 1621. Alli se encuentra la mayor parte de su obra. En 1972, durante la restauración del convento de Santo Domingo en Tuja se descubrieron pinturas murales al temple de imágenes de santos dominicos, cubiertas bajo capas de cal. Estas se atribuyen al padre Bedon, debido a su alojamiento en ese convento a finales del siglo XVI, época de la cual datan esos frescos.
Al grupo de las pinturas murales también pertenecen las de Tunja, en las casa del escribano Juan de Vargas, y en la del fundador de la ciudad, Gonzalo Suarez Rendon, que fueron elaboradas al final del siglo XVI; constan de imágenes que combinan la mitología grecorromana con la ideología cristiana. En la casa de Juan Vargas, por ejemplo, la imagen desnuda de la diosa de la Antigüedad, Diana, sobrepuesta a la de un rinoceronte alude a una fabula en la que la fuerza de este animal solo podía apaciguarla una muchacha virgen, mitología que luego fue tomada por artistas cristianos medievales para representar tanto la pureza de la Virgen María como su poder sobre el mal. Estos falsos frescos, o pinturas al temple sobre pañete de yeso seco, reflejan el pensamiento prebarroco europeo, en el se comenzaron a combinar aspectos de la vida laica con la religiosa. Tal inquietud correspondía al interés surgido. Con posterioridad a la Edad de la Razón, de basarse en el pensamiento lógico para interpretar no solamente las creencias religiosas, sino para explicar el funcionamiento del universo. Las imágenes de la casa de Juan de Vargas son copias de grabados europeos, en su mayoría pertenecientes a la escuela Fontainebleau. Las de la casa de Suarez Rendón, más ingenuas, fueron concebidas posteriormente en el siglo XVII, por un artista local desconocido, tras la muerte de su dueño. Estas imágenes fueron descubiertas en el siglo XVII para modernizar las habitaciones.

Taller de los Figueroa del siglo XVII
Al Nuevo Reino de Granada llegaron pintores de la escuela barroca italiana, como Angelino Medoro. De el se conservan obras en las iglesias de Bogotá, Tunja y Cali. Pinturas como la anunciación, aportaron al arte colonial los conceptos del arte renacentista y barroco. En la Nueva Granada también se instalaron otros pintores de la escuela sevillana, como Baltasar de Figueroa, el Viejo, cuyo hijo, Gaspar de Figueroa, y nietos, Baltasar y Nicolás de Figueroa, forman parte del grupo mas destacado de pintores criollos de finales del siglo XVII. En sus obras con representaciones de escenas bíblicas y en las de los pintores mas jóvenes, como Gaspar y Baltasar de Figueroa, se aprecian ya elementos del periodo barroco español. Entre estas se encuentran por ejemplo, el retrato de Fray Cristóbal de Torres por Gaspar de Figueroa y El sueño de Jacob, de Baltasar de Figueroa. En la pintura anónima de esta virgen se aprecian elementos barrocos como los ángeles volando en adoración hacia la Virgen. La primera ejecución de la obra además revela que su pintor poseía poca escuela.

Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos.
Entre los seguidores de Figueroa anteriormente mencionados se destacan pintores como Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos y los hermanos Fernández de Heredia. El primero es tal vez uno de los mas famosos pintores barrocos del periodo colonial. Aunque nunca salió del país, adquirió una gran destreza que lo hizo famoso entre sus clientes. Aprendió a pintar como los artistas santafereños de su época, haciendo copias de grabados europeos. Entre sus obras figuran La adoración de los pastores y Depresorios místicos de santa Catalina de Siena. La mayoría de las obras de Vásquez de Arce y Ceballos fueron comisionadas para la capilla del Sagrario de la catedral de Bogotá, al igual que para conventos e iglesias de Cundinamarca y Boyacá, entre ellos, el Seminario Mayor y a iglesia de San Ignacio. A otro pintor seguidor de los Figueroa, se conoce como Camargo. En su obra San José y la Virgen pidiendo posada son evidentes los elementos clásicos, característicos del periodo barroco, como el ángel con armadura y semidescalzo, que recuerda la vestimenta romana.


Periodo del virreinato.
El periodo del virreinato en la Nueva Granada corresponde a los años entre 1740 y 1819. A diferencia de las demás obras discutidas anteriormente, de carácter puramente religioso, el arte virreinal trato temas laicos; represento ante todo a los virreyes y a la aristocracia. Sin embargo, las obras de tipo religioso siguieron siendo características de este periodo, aunque mostraron mayor libertad en el estilo y, a veces, algo de frivolidad propia del rococó. El arte virreinal corresponde a este estilo artístico.


Joaquín Gutiérrez
Retrato a los virreyes, fue uno de los artistas mas conocidos de la época. Sus cuadros del marques y de la marquesa de San Jorge, muestran una minuciosa elaboración en la ejecución de los trajes de los nobles. La técnica de Gutiérrez, sin embargo, no revela una gran escuela. Sus cuadros carecen de los conceptos de forma y claroscuro impuestos durante el Renacimiento. Uno de los objetivos de Gutiérrez era reflejar la suntuosidad de la vestimenta aristocrática mediante los detalles minuciosos, como el bordado y las flores de los trajes, prácticamente relegado a un segundo plano la fisionomía del retrato.
Aunque el arte virreinal presenta características del rococó europeo fue un arte que evoluciono hacia un estilo criollo. Los artistas neogranadinos combinaron características de la obras religiosas populares con los retratos de la aristocracia santafereña. La Virgen de la Peña atribuida a Joaquín Gutiérrez, por ejemplo, viste a la familia sagrada con los trajes típicos de los personajes nobles, como el tricornio francés y la casaca. Además de los rostros de José y de la Virgen son prácticamente iguales a los del virrey Solís y la marquesa de San Jorge.


Pablo Antonio García
El pintor de cámara de Caballero y Góngora fue Pablo Antonio García, sino de los artistas que hizo parte de las Expedición Botánica. A diferencia de Joaquín Gutiérrez, la pintura de García reflejaba un mayor interés por los avances técnicos del renacimiento y el barroco. Por esta razón, Caballero y Góngora, que poseía una profunda pasión por el arte y era gran conocedor de la materia, entre Gutiérrez y García prefirió a este ultimo. El retrato de García del Arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora, del Museo Nacional, permite comparar las diferencias técnicas de ese pintor con el estilo primitivo y popular de Gutiérrez


La expedición Botánica
El rey Carlos III, por medio de cedula real, en 1783, autorizo una expedición botánica por la América septentrional, bajo la dirección del medico y botánico José Celestino Mutis, y bajo los auspicios del virrey Antonio Caballero y Góngora. Su propósito era recopilar información científica relacionada con la botánica y con la identificación de especies con propiedades medicinales, para cuyo fin fue necesario formar una escuela de dibujantes especializados en ilustración botánica. Esta escuela estuvo a cargo del pintor Pablo Antonio García. La escuela, que era gratuita contribuyo tanto en un centro investigativo como un organismo didáctico; inicialmente se estableció en Mariquita, y en 1791 se traslado a Bogotá, donde llego a contar con diecinueve pintores. Los artistas contratados por Mutis para esta empresa fueron en su mayoría americanos, muchos de ellos quiteños, debido a que los españoles no toleraban los rigores del clima. La producción artística consto de 5392 láminas, de ellas 2945 a color que se conservan en el Jardín Botánico de Madrid. En la escuela de la Expedición se estudio por primera vez la naturaleza americana de una manera directa y sistemática. Las pinturas que produjeron estos artistas son en general, obras de excepcional belleza y maestría.

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